¿Está preparada España para que vivamos más de 120 años?

En 2060 habrá más de 200.000 españoles centenarios frente a los 15.000 que hay en la actualidad.

El aumento progresivo de la esperanza de vida invita a pensar que habrá otro escenario dentro de 50 años. Para esa fecha, el número de personas mayores de 65 años supondrá el 35% de la población española. «No se trata de vivir más, sino de hacerlo mejor», afirma José Antonio Herce, Director Asociado de Analistas Financieros Internacionales (Afi) y uno de los autores del estudio «El reto de la longevidad en el siglo XXI» elaborado por dicha entidad y por el Instituto Santalucía.

En el último siglo, la esperanza de vida de los españoles ha ido mejorando a un ritmo de cuatro años por década, unas diez horas al día. España es el cuarto país del mundo con mayor expectativa de vida al nacer, 82,8 años, por detrás de Japón (83,7 años), Suiza (83,4) y Singapur (83,1). La Organización Mundial de la Salud (OMS) contempla a España en novena posición según el índice de vida saludable, en el que se tienen en cuenta los hábitos que pueden empeorar la salud. «En el futuro se podrá vivir más de 120 años, la barrera que los expertos señalan como el límite de la vida humana», apunta Herce.

El aumento de la longevidad de los ciudadanos obliga al Estado y a las entidades privadas a buscar soluciones.

En la última década, el número de españoles mayores de 85 años ha crecido en más de medio millón hasta contabilizar 1,4 millones de personas. La denominada «cuarta edad», los mayores de 80 años, elevará también la tasa de dependencia geográfica. Esta métrica incluye a los mayores de 64 años y a los menores de 16, y pasará del 53,6% registrado en 2016 a un preocupante 87,8% en 2066. «Vamos a vivir más, vamos a ser más dependientes y enfermos crónicos, algo que elevará los costes», señala Iratxe Galdeano, socia de AFI y también autora del informe.

La longevidad se concibe como un reto para la industria aseguradora. En este sentido, Galdeano muestra las soluciones que propone el sector para afrontar el nuevo contexto. Para el público más joven emerge la responsabilidad por parte de instituciones y compañías de promocionar hábitos más saludables que permitan alargar la esperanza de vida. Otra opción sería el ahorro previsional, en el que se incluye el patrimonio inmobiliario como forma de licuación para cubrir el ciclo de vida. Para individuos cercanos a la jubilación, la AFI recomienda optar por productos mixtos. Entre este tipo de oferta, Galdeano destaca las rentas vitalicias que incluyan servicios asistenciales, sanitarios y residenciales.

La transformación digital es vital para la innovación en el sector asegurador. La implementación de tecnologías como el big data contribuirá a la personalización del producto, desde individualizar el precio según las particularidades de la salud del cliente hasta anticiparse a sus necesidades sanitarias. Las únicas barreras, señala Galdeano, que impedirán el desarrollo de la gestión de la longevidad en el plano digital serán normativas -es imprescindible la protección de los datos de los consumidores- y éticas. El desafío para el sector asegurador está en ofrecer soluciones innovadoras para el reto de la longevidad.

Cinco Días

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